Doc.613 nº2

  • Innovación Social y Ciudad, con Garbiñe Henry

    Garbiñe Henry es socióloga urbana y directora de Deusto Innovación Social.
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    La lectura actual de la ciudad

    Tanto en Bilbao metropolitano como en Bizkaia, tenemos poco espacio y mucha actividad de población en núcleos urbanos e industriales. Somos un territorio muy denso, con mucha mezcla de usos de suelo y la propia escasez de suelo unido a la orografía nos está llevando a un modelo territorial específico, diferente al que podemos ver en otras comunidades autónomas. 
    Lo que quiero destacar es que la mezcla de usos del suelo: vivienda, equipamientos, servicios sociales, ha sido la apuesta de un territorio como el nuestro, y no hablo solo de Bilbao, sino también del área metropolitana y Bizkaia en general. Y vemos que funciona. En este sentido, se están creando nuevos centros hospitalarios dentro de la ciudad, cuando en otros territorios se apuesta por llevarlos fuera; se han creado equipamientos sociales, como la ALHÓNDIGA; los barrios también están experimentando grandes cambios; se está potenciando el transporte urbano -con el tranvía, el metro, toda la red de autobuses, la intermodal-; se han creado corredores en la zona de las Encartaciones y en Uribe-Kosta; las administraciones están fomentando que, a los grandes centros urbanos, se venga en transporte público, creando para ello toda una red de aparcamientos disuasorios, etc.
    En definitiva, podemos decir que Bilbao, Bizkaia en general, es un territorio sostenible. No quiero remitirme a toda nuestra evolución histórica, pero ya con las DOT* de los años 90’ se apuesta por tener un desarrollo sostenible del territorio. Momento en el que en Bilbao se van desplazando las actividades de industria pesada hacia el puerto, eliminando esta actividad
    del centro de la ciudad, y comenzando un proceso de regeneración de la ría que marca el comienzo de una profunda regeneración urbana.
    También son patentes las diferencias que hay entre los tres territorios vascos: Vitoria ha elegido un modelo más expansivo, porque es más plano y tiene más suelo, con todas la áreas de Zabalgana y Salburua que son modelos menos densos; San Sebastián también es más denso y no tiene tanta mezcla de usos. Cada uno tenemos nuestra idiosincrasia como ciudad.

    * Directrices de Ordenación Territorial. Establecen los ejes básicos de actuación sobre medioambiente, recursos naturales, paisaje, espacios urbanos, industriales y rurales, infraestructuras y equipamientos y el patrimonio histórico y cultural.

    A comienzos de la década de los 80’, tras la crisis fordista, se considera que la región podría ser una base fundamental de la vida económica y social. ¿Nuestro territorio deriva hacia esa idea de Ciudad-Región?

    Yo claramente veo que Euskadi puede posicionarse como territorio, por razones económicas y para lograr un equilibrio social: y, además, estamos haciendo políticas a favor de ello.
    Somos un territorio pequeño, con dos millones y medio de habitantes en total, y lo que tenemos que hacer es especializar nuestras ciudades. Yo siempre he dicho que, al igual que las empresas, los territorios también compiten.
    A Bilbao, entre los años 50’ hasta los 80’, nos posicionó nuestra tradición industrial y todo el comercio que se generó en torno a la siderurgia y la minería. Cuando se desmanteló todo eso, tuvimos el acierto de apostar por el GUGGENHEIM, que nos ha posicionado como ciudad cultural. En el caso de Vitoria, este año ha sido nombrada GREEN CAPITAL europea y se está convirtiendo en referente en sostenibilidad. Donostia será CIUDAD CULTURAL en 2016. Resultamos atractivos para el turismo de calidad por nuestra gastronomía, nuestras ciudades limpias, la naturaleza, las playas… Somos un territorio con muy buenos indicadores de satisfacción ciudadana. Y contamos con gente muy preparada, disponemos de tres universidades y apostamos por el talento. Una sociedad bien formada, te permite desarrollar determinadas actividades con valor añadido. Y estoy segura de que con la llegada del TAV y la Y VASCA se va a generar más actividad.

    Cuando se habla de modelar el curso de la evolución económica de un territorio, se establecen como ejes el aprendizaje y la innovación. Pero, ¿qué significa innovación social?

    Hay múltiples definiciones de innovación porque, como todo, cada uno tenemos nuestra mirada, Muchas veces se dice que innovación social es aquella que cubre las necesidades
    que la administración y las empresas no son capaces de cubrir.
    Innovación es un cambio que genera valor económico, bien sea de ahorro o de eficiencia. Si pensamos en la tecnológica, es toda tecnología que genera un valor económico; y si ponemos el apellido social, es cualquier cambio en la sociedad, en la forma de hacer, en comportamientos, en actitudes que lleva a generar un valor.
    Es cierto que el impacto económico es mucho más fácil de medir que el impacto social, porque los impactos sociales se ven al medio-largo plazo; por poner un ejemplo, la apuesta
    por la cultura, por los servicios avanzados, se traduce en una innovación social en el sentido que la gente mejora su calidad de vida. Si lo que buscamos son indicadores claros y válidos, en los propios modelos de seguimiento de sostenibilidad ya se están dando indicadores de bienestar y de justicia social, que verifican el equilibrio entre lo medioambiental, lo económico y lo social.
    Para poner un ejemplo concreto, desde hace tres años estamos trabajando con el ayuntamiento en el OBSERVATORIO DE BARRIOS URBANOS de Bilbao; porque una cosa son los indicadores objetivos de provisión de servicios, y otro es el nivel de satisfacción de los usuarios. El ayuntamiento está haciendo política a partir de las opiniones y las percepciones
    que los ciudadanos tienen de los servicios que proveen. Creo que, desde el punto de vista social, preguntar es innovador. Al igual que las empresas preguntan por el clima laboral o la satisfacción del personal, por qué no un territorio, una administración. SI su negocio es proveer servicios a una sociedad, por qué no preguntar que tal está proveyendo sus servicios. Eso es lo que está haciendo el ayuntamiento de Bilbao, un proceso innovador que está gustando fuera de aquí.

    Si la innovación se aplica a través de los agentes sociales. ¿Cuál es el papel de la Universidad?

    En la UNIVERSIDAD DE DEUSTO llevamos trabajando con el modelo Bolonia muchos años, y estamos volcados en el estudiante. Se están estableciendo nuevos métodos, de enseñanza y aprendizaje, lo que nos está posicionando a la hora de ser flexibles. Somos una universidad pequeña, que tenemos que adaptarnos, como hemos hecho siempre, a la necesidad de la sociedad.
    Nosotros, desde la FUNDACIÓN, trabajamos en cómo desarrollar y aplicar la innovación social. Estamos adscritos a la FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS de la universidad porque aglutina el conocimiento económico y la competitividad de las empresas con el conocimiento tecnológico y con el conocimiento social. Como foco de generación de conocimiento, lo que queremos es aportar respuestas y soluciones a las necesidades sociales. Lo hacemos a través de investigaciones sociales aplicadas que realizan nuestros equipos en determinados ámbitos y que transmitimos por medio de la docencia en grados, postgrados y doctorados.
    También a través de formación no reglada, en competencias sociales. Lo importante es transferir todo el conocimiento que aquí se genera vía tesis, artículos o congresos y volcarlo en un lenguaje más sencillo para toda la sociedad. Comunicación y sensibilización es un ámbito importante; nos estamos esforzando, estamos aprendiendo a comunicar lo que hacemos. Fomentamos el emprendimiento mediante la formación integral de las personas, es un hecho diferencial que supone no solo conocimientos, sino también valores y aptitudes.
    Desde INNOVACIÓN SOCIAL queremos formar y capacitar a personas diferentes para este mundo en transformación.

    ¿Qué convierte una ciudad en creativa?

    Actualmente trabajo en una tesis en la que estoy comprobando cómo Bilbao es un claro ejemplo de ciudad creativa teniendo la innovación social como centro. Estoy analizando diferentes teorías y comparando las ciudades creativas por antonomasia que hay a nivel mundial para identificar, a través de métodos cuantitativos y cualitativos, los factores que convierten una ciudad en ciudad creativa. También me interesa la realidad social, determinar cuáles son los pros y los contras de este modelo; porque, obviamente, también hay elementos negativos. No todo es maravilloso y sabemos que, para que una ciudad funcione, tiene que haber desequilibrios. La ciudad es el desequilibrio por antonomasia. Parto de la tesis de Richard Florida, de las TRES T, tecnología, talento y tolerancia. Es decir, que en un territorio donde se unen las tres T’S, es creativo. Talento, por tanto, personas bien formadas; tecnologías de la comunicación y de la información, pero también todo el campo de la biotecnología, nanotecnología y robótica; unido a la tolerancia, esa justicia en lo social.

    Talento: no soy partidaria de atraer o retener, creo que nos tenemos que convertir en un foco de atracción. Tenemos que conseguir que Bilbao sea como California, que el talento quiera venir. ¡Ese es mi sueño! Tenemos que establecer autopistas del talento, que la gente que quiera aprender, pase por Bilbao y, si se queda, fenomenal. Pero también es bueno que nuestros jóvenes salgan, que aprendan y vuelvan. El talento tiene que fluir. Ahora Bilbao es un modelo arquitectónico a nivel mundial, y vienen todas las escuelas de arquitectura a estudiarlo. Pero, para que el talento venga y se quede, hay que generar condiciones en el territorio: condiciones de vivienda, de ocio, tenemos que pensar en colegios de otro tipo, con otro tipo de enseñanza y metodología, igual tenemos que desarrollar cursos universitarios de menos tiempo… Tenemos que adaptarnos y poner las condiciones para que ese talento quiera venir.
    Tecnología: tenemos que ver el mundo como un mercado global y que lo que hagamos aquí influya, y no solo en el mercado. Para todo ello es fundamental la conectividad.
    Tolerancia: la sociedad vasca es muy tolerante; de hecho, el tercer sector es muy potente. Los indicadores de tasa de violencia son relativamente bajos, incluso se siente que hay seguridad en la calle. Todo es mejorable, por supuesto. Todavía somos una sociedad muy blanca y es necesario que vengan diferentes culturas, porque una comunidad cerrada también acarrea problemas.

    Uno de los elementos que se consideran fundamentales es el impulso al emprendizaje. ¿En qué situación nos encontramos?

    Venimos de una generación de empresarios, pero durante los años de bonanza esos rasgos típicos de las personas emprendedoras, capacidad de asumir riesgos, no tener miedo al cambio, ser proactivo, se han ido perdiendo. Por eso ahora es importante fomentar las capacidades que definen a los emprendedores, personas activas socialmente que son capaces de montar su propio negocio o de poner en marcha el intra-emprendimiento allí donde vayan. Pero además, hay que generar condiciones de empleabilidad y en estos momentos los datos nos dicen que hay un importante desmantelamiento del tejido empresarial, se ve en los datos de actividad económica. Si no hay negocios, si no hay mercado, si no hay compra tendremos que ir fuera a vender, e impulsar los perfiles más comerciales. Igual no hay que pensar tanto en los conocimientos de las personas sino en sus capacidades, sus aptitudes y valores ante una realidad.

    La ciudad-región a la que nos encaminamos va a desarrollar un modelo urbanístico basado en la densidad o en la diseminación.

    A principios de los 2000, la Diputación invirtió en un estudio sobre el uso de la vivienda, porque durante los últimos quince años, y a pesar de las estrictas normas de construcción de viviendas unifamiliares, se había producido un éxodo de población hacia grandes urbanizaciones ubicadas en núcleos que hasta el momento habían sido rurales. Provocando el consiguiente aumento de desplazamientos y de contaminación. En este estudio, del que yo formé parte, analizamos los costes sociales, medioambientales y económicos de la baja densidad, y llegamos a conclusiones muy interesan. Por dar algún dato, vivir en una vivienda unifamiliar resulta siete veces más caro y, además, en determinado momento del ciclo familiar (bien cuando los hijos alcanzaban la adolescencia, o bien cuando los residentes llegaban a la vejez) la tendencia era retornar a las ciudades. Teniendo en cuenta las conclusiones extraídas, parece razonable apostar por una construcción más densa que por la construcción difusa.

    ¿Qué importancia tiene las interpretaciones y las imágenes como base para el comportamiento de las personas y los mercados?

    El imaginario es totalmente necesario para el ser humano, el imaginario te da un sentido. Como sociedad estamos viviendo un momento de pesimismo y parece que no hay salida, pero yo me niego a verlo así. Esta crisis está siendo muy larga, muy dolorosa; si como personas, como sociedad, no vemos ilusión y nos dejamos atenazar por el miedo nos paralizaremos. Al igual que hay personas tóxicas, yo creo que ahora la sociedad está tóxica, nos estamos contagiando de ese pesimismo, de ese sentir, y creo que la cultura nos puede servir de válvula de escape. Ese imaginario tiene que de dar unos halos de esperanza, mostrarnos que hay salida. Es evidente que la realidad es la que es, pero ese imaginario te hace sobrevivir e ir hacia delante, ver la cara positiva de la vida y entender que, como sociedad, somos unos privilegiados. En otro orden de cosas, el quitar la paga extra a los funcionarios me parece un error, porque esa paga iba a inyectar liquidez en el mercado. No nos tenemos que basar en consumo, pero hay que mover la economía de alguna forma; inyectando a los bancos y quitando la paga de navidad a los funcionarios no creo que sea la solución.

    ¿Qué cambios prevés a corto plazo en la ciudadanía?

    Las décadas de los 60’ 70’, fueron muy reivindicativas porque era necesario, y ahora tenemos que ser mucho mas participativos y mucho más reivindicativos porque también es necesario. Se ha evidenciado que ha habido una crisis de valores y ahora los estamos recuperando; el despertar de esos valores muchas veces consiste en defender ciertas cosas como sociedad civil, y creo que, en ese sentido vamos por el buen camino. Aunque tenemos que ser conscientes de que no vamos a tener la misma sociedad del bienestar que conocemos.
    Todo en esta vida es equilibrio. No puedes liberalizar el mercado totalmente, porque lleva muchas consecuencias; ni tampoco puedes abandonar totalmente el estado del bienestar. Pero, en un modelo como el que teníamos, hemos desarrollado unos valores sociales equivocados y todos hemos sido cómplices, por acción o por omisión; hemos vivido en una sociedad en la que la picaresca, el fraude estaba reconocido socialmente. Una hipocresía generalizada en la que no se asumía que también se vive muy bien satisfaciendo las necesidades básicas. Necesitamos romper con las inercias y desarrollar una ética social en la que determinados comportamientos estén penalizados. En este momento, tenemos que ser realistas, no nos queda otra, y cambiar las reglas del juego.
    Yo creo que, por necesidad, de forma reactiva, nos tenemos que convertir en una sociedad atrevida, descarada incluso, una sociedad optimista, comprometida, colaboradora, generosa, una sociedad emocional, una sociedad sin miedo a hablar, ni a fracasar. Las circunstancias más difíciles deben hacernos sacar lo mejor de cada uno de nosotros, para poder construir una sociedad digna. A mi me gusta mucho soñar despierta, y así es como veo la sociedad de un futuro no tan lejano.

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